sábado, 19 de noviembre de 2011

PASEO EN AVIONETA, CONDONES, MADRE SEXAGENARIA Y EN LA TIENDA.

Un señor le ha prometido a su hija un viaje en avioneta como regalo de cumpleaños y llega el momento de negociar con el piloto.

-¿Cuánto me cobra por dar un paseo de una hora?
-400 Euros -responde el piloto.
-¡Eso es mucho dinero! ¿Y si sólo es de media hora?
-Por media hora, 200 Euros.
-¡Ah, 200! ¿Y no tiene nada más barato?

-Mire, podemos hacer un trato -propone el piloto-. Si usted se sube a la avioneta y es capaz de estar completamente callado durante todo el vuelo, no le cobro ni un céntimo.
-¡Eso está hecho! -contesta el cliente muy contento.
Suben los tres a la avioneta y el piloto empieza a hacer todo tipo de piruetas; rizos, caídas en picado, boca arriba, boca abajo... Pero el cliente, mudo.
Por fin el piloto se cansa y aterriza:

-Me tiene usted asombrado -dice al bajar del aparato-. ¡He hecho cosas peligrosas con la avioneta, pero usted no ha dicho ni una palabra!
-Si quiere que le diga la verdad, estuve a punto de gritar cuando se cayó la niña.
Padre e hijo van de compras a un centro comercial nuevo en el que hay farmacia. Mientras están pensando en lo que se van a llevar para la fiesta de cumpleaños del hijo, entran en la farmacia y el padre se dirige a la zona donde están expuestos los condones.

-Papá, ¿para qué hay tantas cajas diferentes de condones? -pregunta el hijo.
-Son para diferentes ocasiones -responde el padre-. ¿Ves ese paquete de tres unidades? Pues es para cuando estás en bachillerato: dos para la noche del Viernes y uno para la del Sábado.

El hijo acepta la explicación, pero pregunta de nuevo:
-¿Y para qué sirven esos de seis?
-Son para cuando estás en la universidad -responde el padre-. Utilizas dos el Viernes, dos el Sábado y dos el Domingo por la mañana.

Entonces el hijo le pregunta para qué sirve la caja de 12, a lo que el padre responde:
-Esos, hijo mío, son para cuando te casas: tienes uno para Enero, otro para Febrero, otro para Marzo...
Con los avances médicos en fertilidad una mujer de 65 años consigue dar a luz a un bebé. Ya en su casa, llegan sus familiares a visitarla:
-¿Podemos ver al bebé? -preguntan, curiosos.
-Aún no -responde la flamante madre.

Media hora después vuelven a preguntar:
-¿Ya podemos conocer al bebé?
-No, todavía no -responde la sexagenaria.

Seis horas más tarde, ya impacientes, vuelven a preguntar:
-¿Y ahora? ¿ya podemos ver a tu bebé?
-No, aún no, pero pronto lo conoceréis.

Pasa otra hora larga y, después de haber perdido la paciencia, le dicen a la madre:
-Pero bueno, ¿cuándo vamos a ver al bebé?
-Cuando llore -responde por fin la madre.
-¿Cuando llore? ¿Y por qué tenemos que esperar hasta que llore para conocerle?
-Porque no recuerdo dónde lo dejé.
Una hermosa mujer que está con su anciana madre en una tienda le pregunta al dependiente:
-¿Cuánto vale esa tela?
-¡Un beso el metro, guapa! -responde el descarado muchacho.
-Pues póngame cinco metros, que paga mi madre.










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