jueves, 24 de noviembre de 2011

NADADORA VENECIANA, ERROR DE CÁLCULO, CONTAMINACIÓN Y ARTE.

En la piscina de un importante hotel europeo se encuentran todos los días una joven y escultural nadadora y una ancianita venerable.
La joven se zambulle en la piscina y durante una hora se dedica a hacer largo tras largo hasta completar un total de veinte; cuando termina sale del agua y descansa cómodamente en su tumbona para reponerse del esfuerzo realizado.

A continuación la venerable anciana realiza la misma operación, con la diferencia de que en lugar de veinte largos, realiza la asombrosa cantidad de cincuenta. La joven asombrada no se puede contener y le pregunta:
-Perdóneme señora, ¿cómo es posible que usted a su edad haya echo más largos que yo? Yo soy nadadora olímpica.

-Ya querida, pero yo en mi juventud fui puta en Venecia.
-Señor farmacéutico, deme un afrodisíaco poderoso. Esta noche tengo cita con dos hermosas chicas.
A la mañana siguiente, en la misma farmacia:
-Deme un linimento para curar los calambres y contracturas en el brazo. Mis dos chicas de ayer me dieron plantón.
Un joven médico que se acaba de instalar en una pequeña ciudad, recibe la visita de un joven enfermo. Le diagnostica rápidamente una enfermedad venérea.
-¿Quién te lo ha contagiado? -pregunta el doctor.

-La señora Dupansard, la mujer del alcalde.
Al día siguiente, otro joven va a la consulta víctima de la misma enfermedad:
-¿Quién te la ha contagiado? -vuelve a preguntar el galeno.

-La señora Dupansard, la mujer del alcalde.
Sucesivamente, una docena de jóvenes con la muisma enfermedad le contestan igual. Así que, cuando un hombre de cierta edad va con los mismos síntomas, el joven médico le dice felizmente:

-Déjeme adivinar quien le ha podido contagiar le enfermedad. Diría que es la señora Dupansard, la mujer del alcalde.
-¡Está claro! -ruge el paciente de mal humor-. ¿Quién me iba a contagiar si nó? ¡Es mi esposa!
En una galería de arte un cliente contempla largamente un cuadro con un asombroso desnudo femenino. El artista observa la situación y decide abordarlo:
-¿Está usted interesado en esta pintura?
-La verdad es que es una pintura muy interesante. -Responde el cliente-. ¿Quién es el artista?
-Soy yo, -le responde el pintor- es mi primera exposición.
-¿Y cuanto pide por este cuadro? -Se interesa el cliente.
-Su precio está marcado en 3.000 €. ¿Le parece caro?
-¡Oh, si! ¡Lo encuentro caro! Usted debe darse cuenta de que por el mismo precio puedo tener media docena de realidades.











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