Un hombre entra en un bar y le dice a voces al camarero:
-¡¡¡Por favor, tráigame una cerveza bien fría!!!
-Oiga, caballero -responde el camarero-, sin gritar, ¿eh?, que aquí no hay nadie sordo. ¿Me ha dicho sólo o con leche?
-¡Camarero! Este plato del día está literalmente podrido.
-Es que usted no ha dicho de qué día lo quería, señor.
-¡Camarero! Hay una cucaracha en mi ensalada -dice indignado el cliente-. Que venga inmediatamente el encargado.
-Eso no servirá de nada, señor -responde el camarero-, el encargado también le tiene un asco espantoso a las cucarachas.
-Camarero, ¿me podría aliñar la ensalada, por favor? -pide el cliente.
-¡Por supuesto! -dice el camarero-. Aquí el cliente es el que manda. Primero: el tomate; en segundo lugar, la remolacha; la tercera en la lista es la lechuga...
Llega un ciclista muy cansado a un bar que estaba lleno y le dice al camarero:
-¡Camarero, por favor! ¿Me da una botella de zumo?
-¿De limón o de naranja? -pregunta el camarero.
-Me da igual -dice el ciclista-, total, es para sentarme.
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