sábado, 24 de diciembre de 2011

COLEGAS, TORTILLA, CUENTA, WHISKY SÓLO, COMO CERDOS Y A LO LOCO.

Un hombre entra en un restaurante y le pide a un camarero el menú del día. El empleado se lo entrega y el cliente comprueba que es bastante caro. Entonces le pregunta:
-Oiga, ¿y aquí no hacen descuento a los colegas?
-¡No será usted también camarero!
-¿Camarero? -responde el cliente-. ¡No, qué va! Yo soy ladrón.

-¡Camarero, una tortilla! -pide un cliente.
-¿Francesa o española? 
-¡Y qué mas da! -responde el cliente-. ¿Cree que voy a hablar con ella?

Tras comerse tres platos en un exquisito restaurante, el cliente llama al camarero:
-Mire usted, aún sigo con hambre. ¿Qué me aconseja pedir?
-¿Quiere un consejo sincero? -pregunta a su vez el camarero-. Pida la cuenta y le aseguro que perderá el apetito de inmediato.

-Tráigame un whisky, pero primero déjeme ponerme la venda -dice el cliente al camarero mientras se enrolla una venda en la cabeza.
-Pero, ¿por qué se tapa los ojos?
-Porque si veo la copa -explica el cliente-, se me hace la boca agua y a mí me gusta el whisky sólo, sin hielo y sin agua.

-Camarero -pregunta el cliente-, ¿qué es esto que hay en el menú?
-Eso es comida, señor.
-¡Pero qué asco! ¿Cada cuánto limpian ustedes las cartas?

Desde una mesa de un bar alguien grita:
-¡Camarero, un cortado!
El camarero se acerca a la mesa y sirve una copa de coñac.
-Le he pedido un café, ¡no un coñac! -le reprende el cliente.
-Es que aquí servimos a lo loco -explica el camarero.
Un poco malhumorado el cliente finalmente se bebe el coñac y, a la hora de pagar, se arranca un botón, lo deja sobre la barra y se dirige a la puerta.
-¡Señor, señor! -le llama a gritos el camarero.
-Yo también puedo pagar a lo loco, ¿no? -dice el cliente satisfecho con su propia gracia.
-¡No, no es eso! -exclama el camarero-. ¡Es que se le olvida el cambio!








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