lunes, 16 de enero de 2012

BORRACHERA DE LEY, CONDONES DE GUERRA, SEXOTERAPIA, TRASPLANTE DE CEREBRO Y EL CHÓFER DE DIOS.

Un viejo juez era demasiado serio, así que un día unos amigos suyos deciden llevárselo de juerga y emborracharlo. El pobre hombre coge una moña de cuidado, y sus amigos tienen que llevarlo de vuelta a su casa. Al día siguiente se encuentra absolutamente avergonzado, y desayunando con su esposa, que no está demasiado contenta, ésta le pregunta:
-¿Y que tal anoche? ¿Te divertiste?
-Si... bueno, nada de particular, me tome una cerveza con los amigos.
-Pues tenías la camisa llena de vomitado.
-Ya, pero no era mío... es que un borracho que estaba por allí se acercó a nuestra mesa y me vomitó encima, pero se va a enterar, porque lo detuvieron y esta tarde lo voy a juzgar.
La esposa no se lo cree, por supuesto, pero una persona en su posición social sabe cuándo debe callarse. Esa tarde, cuando el juez vuelve a casa:
-Y que, ¿fuiste muy duro con el borracho que te vomitó?
-La verdad es que no, le puse una multa de 60 € por desorden público y lo mande a la calle.
-Pues la verdad es que me parece poco, porque el tal desorden debió ser algo de cuidado. Vamos, que yo me imagino, porque se cago dentro de tus pantalones...


Un soldado inglés, entra en una zapatería de un pueblo durante la II Guerra Mundial.
-Hola, buenos días. Vera, es que tengo este condón roto y quería saber cuánto me costaría arreglarlo.
-A ver... hummm... si, se lo puedo arreglar por... 20 dólares.
-¿Veinte? Vaya... es que esperaba que fuese más barato...
-Si, pero es que como usted comprenderá, este tipo de trabajos hay que hacerlos con cuidado. Además, de todas formas le va a salir más barato que comprar una caja nueva, ¿no?
-Sí, eso si... pero... bueno, mire, volveré mañana.
Al día siguiente, el escocés vuelve a entrar sonriendo en la zapatería, con su uniforme reluciente, y le dice al zapatero :
-Pues, si, mire, quiero que lo arregle, lo he estado hablando con el resto del regimiento y hemos decidido que entre todos lo podemos pagar.



Una mujer llegó a su casa y le dijo al marido: 
-¿Te acuerdas de esas jaquecas que me daban cada vez que íbamos a hacer el amor? ¡¡¡Ya me mejoré!!!
-¡¡¡Cómo!!! ¿ya no tienes más dolor de cabeza? -le preguntó el marido.
La esposa le respondió: 
-Mi amiga Mary me indicó un terapeuta que me hipnotizó. El médico me pidió que me parase frente a un espejo y repitiera para mí misma: "No tengo más dolor de cabeza...  No tengo más dolor de cabeza... No tengo más dolor de cabeza... No tengo más dolor de cabeza... No tengo más dolor de cabeza..." Bueno hice eso, y mi dolor de cabeza desapareció. 

El marido todo maravillado le respondió: 
- ¡¡¡Qué maravilla!!! ¡¡¡Esto es fabuloso!!!

La esposa aprovechó la oportunidad y le dijo:
-Mi amor como últimamente no tienes mucho interés en tener sexo, ¿por qué no visitas a este médico?, tal vez te pueda curar,y tengas ganas nuevamente.

El marido le hizo caso y pidió una hora donde este médico fabuloso. Después de unos días de terapia quería tener una noche ardiente con su esposa. Comenzó a sacarse la ropa y arrastró a su esposa al dormitorio. La acostó en la cama y le dijo:
-¡No te muevas que ya vuelvo!
Fue al baño y cuando volvió a la pieza saltó sobre la cama e hizo el amor con su esposa de una forma muy ardiente, como nunca antes lo había hecho con ella. La esposa toda asombrada le dijo:
-¡¡Ay mi amor, fue maravilloso!! 
El marido nuevamente le dijo: 
-¡No te muevas que ya vuelvo!
Fue al baño, y la segunda vez fue mejor que la primera. La mujer no quería más, estaba en éxtasis con esa maravillosa experiencia. 
El marido le dijo nuevamente:

-¡No te muevas que ya vuelvo!
Fue al baño, pero esta vez la mujer lo siguió sin que él se diera cuenta.  
El marido estaba frente al espejo y repetía para sí mismo: 
-No es mi esposa... No es mi esposa...  No es mi esposa... No es mi esposa.

Nota: El velorio del esposo será mañana a las 10 en la capilla del Jardines del Recuerdo.


En el hospital había un paciente gravemente enfermo. Los familiares se habían reunido en la sala de espera y, por fin, entró un médico, cansado y apesadumbrado:
-Siento ser el portador de tan malas noticias, -dijo mirando las caras preocupadas de los familiares-. La única esperanza para vuestro pariente, consiste en un trasplante de cerebro. Es algo experimental y arriesgado, y económicamente el coste irá totalmente por cuenta de ustedes.
Los familiares permanecieron sentados escuchando las graves noticias. Al cabo de un rato uno de ellos preguntó:
-Pero... ¿Cuánto cuesta un cerebro?
-Depende... -respondió el médico.- 5000 € uno de hombre y... 200 € uno de mujer.
Se hizo un gran silencio en la sala, mientras los hombres intentaban no reírse, hasta que a uno la curiosidad le llevó a preguntar:
-Doctor, ¿A qué se debe la diferencia de precio?
El médico sonrió ante una pregunta tan inocente, y contestó:
-Es sólo una lógica política de precios. Hemos tenido que bajar el precio de los cerebros femeninos porque éstos son los únicos... que están usados.


Después de meter todo el equipaje del Papa Benedicto en la limusina, el chófer se dá cuenta que el Papa aún está parado al borde de la acera.
-Disculpe Su Santidad, -dice el conductor- ¿podría por favor tomar asiento y así poder partir?
-Verás hijo -dice el Papa- la verdad es que nunca me dejaron conducir en el Vaticano cuando fui Cardenal, y realmente me gustaría hacerlo hoy.
-Lo siento, Su Santidad, pero no le puedo dejar conducir, perdería mi trabajo... ¿Y si pasara algo? -dice el chófer.
-¿Quién va a saberlo? Además, podría haber algún dinerillo extra para ti. -Dice el Papa con una sonrisa.
Reacio, el chófer se sienta detrás y el Papa salta al volante. El chófer se arrepiente rápidamente de su decisión cuando, nada más salir del aeropuerto, el Pontífice pisa a fondo acelerando la limusina a 180 Km./h.
-¡Por favor! ¡Reduzca la velocidad Su Santidad! -Suplica el preocupado chófer.
Pero el Papa hunde el pie en el acelerador hasta que se escucha una sirena de la policía.
-¡¡¡Oh, Dios mío!!! ¡Voy a perder la licencia y mi trabajo! -Se lamenta el pobre conductor.
El Papa se detiene a un lado en el arcén y baja la ventanilla mientras el policía se acerca, pero cuando el policía le echa un vistazo, regresa a su motocicleta y llama por radio:
-¡Necesito hablar con el jefe urgentemente!
El jefe se pone al aparato y el policía le dice que detuvo a una limusina que iba como las balas.
-¡¡Arréstalo!! -Dice el jefe.
-No creo que podamos hacer eso, el tipo es realmente importante -dice el policía.
Y el jefe exclama:
-¡Con más razón! ¡Hay que dar ejemplo!
-No, realmente es importante -dice el policía con insistencia.
Entonces el jefe pregunta:
-¿A quién tienes ahí, al Alcalde?
-Es más importante -responde el policía.
-¿Al Gobernador? -Insiste el jefe.
-Mmmm... peor.
-¡Mierda! -dice el jefe.- ¿Quién es el tipo?
-Creo que es Dios...
Desconcertado el jefe le pregunta:
-¿Y porqué piensas que es Dios?
-¡¡¡Porque el Papa va de chófer!!!








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