martes, 18 de octubre de 2011

TRATAMIENTO MÉDICO Y ARREGLO

Luisa, una joven y bonita campesina de Lugo, no se siente muy bien. Inquieto, su esposo la lleva una mañana a la casa del médico del pueblo. El galeno, les recibe, y ruega al granjero que se siente mientras él examina a su mujer:
-Desnúdese, señora -le ordena el médico a su paciente.
Luisa se quita la ropa, primero su combinación, sus medias, su liguero... después, un poco incómoda, se quita el sujetador y la braga. Ya está desnuda delante del médico que la examina con avidez. De repente, el doctor da la vuelta a su mesa de despacho, echa a la desgraciada Luisa en un diván y, bajando su pantalón bruscamente, hace el amor a la bella campesina, que no tarda en gemir de placer. Un cuarto de hora más tarde, el médico se vuelve a vestir y, mientras Luisa aún jadea con las piernas abiertas sobre el diván, se dirige al marido:
-Querido señor, para encontrarse bien, es ésto lo que su mujer necesita, por lo menos dos veces a la semana.

Y entonces, dice su marido un poco sorprendido:
-¡Bien; de acuerdo, Doctor! ¡El Miercoles próximo no podrá venir porque tenemos la comunión del chico, pero volverá el Jueves...!

¡¡¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!!!

-¡Es espantoso!, -explica un pobre hombre a su mejor amigo-. Mi mujer espera un niño.
-¿Y qué? ¿No estás contento de ser papá?
-Si, evidentemente, pero ella me hizo prometer que yo tomaría mis precauciones; y ahora no para de quejarse y recriminarme.
-¡Tengo una idea para que la calmes! ¡Dile que el niño es mío!



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