lunes, 10 de octubre de 2011

El peluquero y el Papa


Un tipo estaba cortándose el pelo en una peluquería,  días antes de hacer un viaje a Roma. Le mencionó el viaje al peluquero, el cual le dijo: 

- ¿A Roma… por qué alguien querría ir a Roma?...  Siempre está lleno de italianos que apestan. Estás loco si vas Roma… ¿Y en qué te vas a ir? 

- Voy con Alitalia , -respondió el tipo.- Aprovechamos una gran oferta.
 

- ¿Con Alitalia? -exclamó el peluquero.- ¡Esa mierda de aerolínea!... Sus aviones son viejos, sus azafatas feas y siempre llegan tarde. ¿Y dónde te vas a quedar en Roma? 

- Vamos a estar en el Hotel Internacional Marriot.


- ¿Esa mierda de hotel? Todo el mundo sabe que es el peor hotel de la ciudad... Las habitaciones son pequeñas, el servicio es malo y encima son careros!... ¿Y qué vas a hacer cuando estés por allí? 

- Voy a ir al Vaticano y espero ver al Papa.


- ¡Esta sí que es buena!, -se rió burlonamente el peluquero- Tú y un millón de personas más tratando de verlo. ¡Lo vas va a ver del tamaño de una hormiga!... Pero de todas maneras, te deseo mucha suerte en tu viaje, la vas a necesitar. 


Pasó un mes y el tipo volvió por su corte de pelo regular.
El peluquero le preguntó acerca de su viaje a Roma.


-Fue maravilloso -explico el tipo– No solamente llegamos a tiempo en uno de los aviones nuevos de Alitalia sino que, como había 'overbooking',  nos pasaron a primera clase. La comida y el vino fueron deliciosos y tuvimos una azafata preciosa que nos atendió como dioses.  ¡¡Y el hotel, fue fantástico!! Acababan de hacer una remodelación de 25 millones de dólares y ahora es el mejor hotel de Europa. Allí también había 'overbooking', de manera que se disculparon alojándonos en la suite presidencial… ¡sin cargos extras! 

- Bueno, -exclamó sin mucho entusiasmo el peluquero-
… pero supongo que no pudiste ver al Papa.

- La verdad es que fuimos muy afortunados porque, mientras paseaba por el Vaticano, un guardia suizo me dio unos golpecitos en el hombro y me explicó que al Papa le gusta conocer personalmente a algunos visitantes. Me invitó cordialmente a seguirlo para llevarme a las habitaciones privadas del Santo Padre, donde en persona nos recibiría. Cinco minutos más tarde, el Papa entró por la puerta y estrechó mi mano... ¡Incluso me dirigió algunas palabras! 

- ¿De verdad? -dijo el peluquero conmovido- ¿Y qué te dijo? 



-Me dijo: "Hijo mío.... ¿dónde mierda te has cortado el pelo?"
 

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