miércoles, 19 de octubre de 2011

NOTICIA, CUALIDAD, COLABORADOR Y CONSEJO PARROQUIAL

Dos solteronas están mirando el informativo de la televisión.
-En Boston, -anuncia el locutor,- la Sra. Wllington acaba de incinerar a su sexto marido... bla... bla...

-¡Que fastidio! -Suspira con pena una de las solteronas-. ¡Las hay que no encuentran marido y otras tienen tantos que los queman!

¡¡¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!!!

-¡Ay!... -confía una chica a su mejor amiga.- ¡Si por lo menos Juan y Luis pudiesen unir las cualidades que tienen!
-¿Que le encuentras a Juan? -pregunta la amiga.
-Es rico, guapo, encantador, inteligente, distinguido, amable...

-¿Y que tiene Luis?
-¡Se quiere casar conmigo!

¡¡¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!!!

Un oficinista le pregunta a un compañero de trabajo:
-¡Estoy muy preocupado! Estoy convencido de que no llego a dar a mi mujer todo el placer y toda la felicidad que ella debería tener en el amor... ¿Tu no tienes ninguna idea de lo que podría hacer par remediar esta situación?

-Es muy fácil... -Contesta el otro-. Mira, una de estas noches, preparas bien la escena: pones en la mesilla una botella de champán de una buena marca, pones unos CD's de música romántica y dejas en tu dormitorio unas luces muy suaves y unas velas aromáticas encendidas. Luego, le dices a tu mujer que se ponga un camisón bonito y sugestivo, colocas dos copas encima de la mesilla, te acercas a la ventana y echas un silbido...

-¿Un silbido? -Pregunta el interesado-. ¿Para qué?
-Muy fácil... -responde el compañero-. ¡Yo estaré abajo esperando para subir y terminar el trabajo!

¡¡¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!!!

El cura del pueblo se topa en la calle Mayor con un conocido campesino, el tío Paco. Éste parece bastante inquieto y preocupado.
-Me parece que te pasa algo, Paco -Indaga el párroco.

-Pues si, señor cura... ¡Es mi hija, la Pepa, que siempre está por ahí con ese bala perdida de Felipe!... Uno de estos días, tendremos un buen lío... ¿Por qué no habla Vd. con ella? ¡A lo mejor le hace más caso que a mí!
El cura aprovechó la primera ocasión en la que confesó a la hija del tío Paco para decirle:

-Hija mía, creo saber que desde hace una temporada prefieres la compañía del Felipe y los paseos con él por la ribera, al rezo y al recogimiento en este santo lugar... Pero, confío, hija, que no habrás pecado... ¿Te ha besado alguna vez Felipe?

-Pues... sí padre. -Responde la Pepa.
-¡Si sólo ha sido eso!... Pero tal vez te haya acariciado las piernas y las rodillas.
-Bueno, si... también alguna vez.
-Esto ya es más grave... Si no ha ido más arriba de la liga, sólo te impondré una ligera penitencia.

Y después de darle la absolución, el párroco le repitió a la Pepa su consejo:
-¡Cuidado, eeeh! Nunca más arriba de la liga...

Unos días más tarde, el párroco se encuentra de nuevo con el tío Paco.
-¡Ay, señor cura, no me hable, no me hable!... Desde que la vió Vd. me parece que se ha vuelto loca esta hija mía... ¡Fíjese que la dá ahora por salir a la calle con una liga en el cuello!




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